Rumba.
En el pueblo de Villa de Leyva, hay una tienda, La Salsamentaria. Los dueños cuidan perros callejeros y abandonados Se han dedicados a esta acción humanitaria y perruna. Muchas personas, en otros países hacen cosas así, favoreciendo animales. Aquí yo no lo conocía. Hablé con él, le hice la solicitud de una perro o perra, ni muy pequeño ni muy grande, más bien tranquilo. Y me dice, -La tengo. All[i, debajo del camaión de gaseosa está echada. Me asomo a verla. Color caramelo, medio dormida. Al acercarme, levanta la cabeza, me mira, voltea su cabecita, me mira. Le digo, eres la perrita que quiero. Eres mia. Vuelvo a la tienda, el dueño está viéndome, de pie en la puerta. Sonríe. Le digo, me la llevo, es mía. Yo la cuido y la quiero. Me dice que está "arreglada" (esterilizada) desde hace 4 días. Le faltan todas las vacunas. La llevo a casa. En el carro vomita, se ensucia, pobrecita, desconoce. La tranquilizo, le explico que vamos a La Cueva, a casa. Estoy feliz. Esta foto es en su primer día con nosotros. tiene un lazo, por sugerencia de Jaime, de repente desconoce y se va.... la mantengo amarrada, la llevo por todo el jardín, le muestro todo. Coloco un tapete de lana para que duerma. Dos días después ya no tiene lazo, lo ha trozado, pero no se fue. Esta feliz. Se ve que va a recuperar su peso normal e iniciamos las vacunas y visita al veterinario. Es una perrita tranquila, obediente, fácil e inteligente. Aprende rápido a "no entrar a la casa".
Dos semanas después encuentro a nuestra amiga Luisa en una tienda veterinaria de Villa de Leyva. . Pregunta por Rumba, le digo que va progresando, que está muy bien. Me dice, -está sola. Y cuando ustedes se vayan, va a necesitar compañía. -Noooo, dos perros son mucho, le digo. Cuando ella insiste, le digo, voy a pensarlo. Lo hablamos con Ricardo. Nos toma dos días ver, decidir, ok. vamos a recibir otra perrita recogida. Vamos a verla, es preciosa. Color arena de Capurganá, del Mar Caribe. y ojos caramelo. Ha sufrido, recibió un golpe en su pierna, se está recuperando de la fractura. Luisa me dice que en 8 días está "lista". Esperamos y una semana despueés vamos con Rumba a buscarla. Se entienden desde el primer momento. Luisa tiene una casita de madera, colchón y una olla de sopa de arroz para la llegada a La Cueva de las dos perritas. Vamos felices, con las dos en la camioneta, Rumba vomita. Parece que se marea entre el carro. Bueno, hay que aprender a viajar con ellas. Van sentadas en el asiento de atrás, nosotros felices con nuestros dos tesoros. Rumba y Conga. Inicialmente las mantenemos en el patio cerrado, para que se acostumbren a la casa, a la comida, a nosotros, a la compañía de la otra.
Aquí están el día de la llegada de conga, en el patio. |